La emergencia climática y ecológica llega a todas las partes del mundo, afecta la vida de todos y cada uno de nosotros. Estamos realmente juntos en esto. Sin embargo, a algunos nos ataca más fuerte, antes. El colapso climático afecta de manera diferente a la población, dependiendo del número de factores socio-políticos y geográficos. Los efectos también están sumamente arraigados a desigualdades sistémicas e históricas que se reproducen y se intensifican cada vez más, creando un ciclo extremo y vicioso.
Entender la justicia climática y ambiental
Parece un trabalenguas, pero vamos a analizar los términos del primer párrafo para asegurarnos de que estamos en el mismo punto de partida.
Hablamos de "factores socio-políticos" cuando las actitudes sociales y las normativas o prácticas políticas interactúan. Un ejemplo es la violencia contra las mujeres: puede ser de muchas formas y ocurre en todo el mundo a causa de las diferentes actitudes sociales negativas en contra de las mujeres. Aún existe, en parte, porque las leyes no protegen a las mujeres de la violencia o, en algunos casos, se las castiga por ello. Podemos observar claramente que la consecuencia de la actitud de la sociedad respecto a la seguridad de las mujeres se refleja en la normativa política con el hecho de que en 1990 solo cuatro países en todo el mundo tenían leyes que protegían a las mujeres de la violencia.
El segundo término, "desigualdad sistémica" (similar a "desigualdad estructural") hace referencia a los factores de desigualdad que forman parte de los sistemas sociales y políticos que determinan nuestra vida, como el acceso a la asistencia sanitaria, la seguridad alimentaria, la educación, la vivienda y el empleo. Estos sistemas se viven diferente según la raza y/o el estatus económico. Entender que estas estructuras sustentan todas nuestras experiencias nos permite ver los acontecimientos a través de una "lente de justicia". Eso se puede (y debería) aplicarse también a la emergencia climática y ecológica, cosa que nos lleva a entender las experiencias de la gente con la emergencia climática y ecológica como un problema de justicia climática o ambiental.
Todas las ilustraciones tienen licencia Creative Commons y se pueden encontrar en visualizingpalestine.org. Las ilustraciones en árabe están al final del artículo.
Los términos "justicia climática" y "justicia ambiental" se usan indistintamente, pero el primero en usarse fue "justicia ambiental", procedente de las experiencias de comunidades negras marginadas que luchaban contra el hecho de que sus barrios se usaban para verter residuos tóxicos. "Justicia climática" es un término más nuevo que se relaciona con las injusticias específicas relacionadas con la crisis climática acelerada, al crecimiento de movimientos sociales climáticos en el siglo XXI y las injusticias climáticas como problemas internacionales y sin fronteras que exigen solidaridad internacional.
Observando de manera crítica las experiencias de diferentes comunidades con el colapso climático, aparecen patrones locales, regionales y mundiales. Geográficamente, podemos observar un impacto diferente entre los que viven en el hemisferio norte y el hemisferio sur. Entre los países más ricos y más pobres, también podemos ver que el impacto entre los más ricos y los más pobres es diferente. También hay diferencia de experiencias entre los dos géneros y el colapso climático, pues las mujeres llevan una carga desproporcionada. La emergencia climática y ambiental empeora la vidas de la gente en áreas de conflicto.
Hoy, nos centramos en la emergencia climática y ecológica en Palestina explicada a través de infografias creadas por Visualizing Palestine. Observaremos las experiencias de los palestinos con la colonización y el colapso climático y veremos cómo se relacionan con las experiencias de otras poblaciones oprimidas y marginadas del mundo.
Vulnerabilidad climática
El estado de Israel se fundó en 1948, con una limpieza y expulsión étnicas de los palestinos indígenas. Desde sus inicios, la ley israelita respecto a los palestinos se ha convertido en una kafkiana y laberíntica red de control que divide a los palestinos geográfica y socialmente.
Soportar más de 70 años de colonización y viviendo en un apartheid ha convertido a los palestinos en un grupo particularmente vulnerable, especialmente si se contrasta con su colonizador, Israel. A pesar de compartir el mismo paisaje, las experiencias de israelís y palestinos con autonomía política, adaptación climática y control de los recursos es enormemente desigual. Los palestinos tienen las manos atadas respecto a la manera de actuar contra el colapso climático.
Similarmente, por todo el mundo, habitantes y comunidades marginadas por edad, género, raza, estatus de ciudadanía, étnia o capacidad económica pueden ser más vulnerables climáticamente que otros. En Europa, un elevado número de personas mayores mueren durante las olas de calor. En los Estados Unidos, las comunidades de color sufren más la vulnerabilidad climática a causa de las desigualdades del sistema. Podemos observar claramente la vulnerabilidad de los afroamericanos con el umo tóxico de los incendios forestales y la devastación desproporcionada que sufrieron durante el huracán Katrina, que se reafirmó con los programas de "reconstrucción" del gobierno tras la tormenta. Estas experiencias ratifican las desigualdades que ya sufren estas comunidades. Al hablar sobre el Katrina y las tormentas subsiguientes, el profesor Andy Horowits nos recuerda que:
El viento no es racista y la lluvia no apunta a los pobres, pero cuando un huracán ataca y las ciudades se inunda, la gente que ya se encuentra en la desigualdad es la que más sufre. Esto ocurre porque el viento y la lluvia por sí solos no definen los desastres modernos.[...] Se ha dicho que no "politicemos" las recientes tormentas[...p]ero en vez de cerrar los ojos ante las decisiones políticas que forman nuestras comunidades, deberíamos abrirlos bien. Un desastre sin política sería un evento sin historia, una catástrofe sin causa.
Seamos claros: la emergencia climática y ecológica es un desastre con eventos únicos y dinámicos (como el huracán Katrina). Las naciones de las islas del Pacífico son especialmente vulnerables ante la emergencia climática y ecológica, muchas de ellas amenazadas a ser inundadas a causa de la subida del nivel de los océanos. En todo el mundo, la crisis climática ya ha desterrado a millones, obligándoles a abandonar sus casas y buscar un refugio en otro lugar. Somos nosotros y no la lluvia, los que creamos este desastre y la vulnerabilidad de la gente.
Colonialismo ambiental
El término "colonialismo ambiental" hace referencia a la ecologización o conservación de la tierra en detrimiento de las poblaciones indígenas. Puede ser a través de la construcción de un parque nacional en terrenos indígenas o restringir el acceso a espacios verdes por razones de conservación y procede especialmente de la exclusión de las comunidades pobres, indígenas y gente de color. Esto permite que los que están en el poder (ya sean gobiernos estatales o poderes colonizadores) ignoren los derechos de las comunidades marginalizadas porque, como remarca Naomi Klein, "...los derechos carecen de sentido cuando se profana la tierra". La exclusión permite "sacrificar zonas nacionales" y, posteriormente, establece las tierras y las vidas que serán sacrificadas.
En Palestina, el colonialismo ambiental ha sido primordial para Israel en la limpieza étnica de la sociedad palestina, encarnada por el alegre eslogan para "hacer florecer el desierto", mientras se ocultan vilmente los embargos de tierras y los desplazamientos de las comunidades palestinas. Entre otras prácticas, las organizaciones sionistas se proclaman como expertos ecológicos con la plantación de pinos europeos en Palestina, reemplazando árboles indígenas y cubriendo la destrucción de pueblos palestinos. Gracias a esta plantación, convierten los terrenos en más "familiares" para los colonizadores judíos europeos y dificultar la vuelta de refugiados palestinos. Esforzándose en borrar la vida palestina y siguiendo con su plan de visión europea, Israel marginó el conocimiento indígena palestino y prohibió las cabras negras en 1950, movimiento que ha acelerado los incendios forestales en Israel.
Envuelta en promesas de "compensación de carbono", "hacer florecer el desierto" y conservación, la colonización ambiental es posiblemente uno de los síntomas más ocultos del colonialismo y la desigualdad climática. La compensación de carbono puede ser una necesidad desafortunada en el contexto de la subida continuada de los niveles de emisión. Aún así, a menudo ocurre en detrimiento del acceso de las comunidades indígenas a sus tierras. Mientras que la conservación de la tierra es crucial para la restauración de nuestra viva tierra, debe hacerse en colaboración con (o, mejor, liderada por) las comunidades indígenas, en vez de cortarles los lazos con la tierra, como se perpetró contra los nativos americanos en lo que ahora es el parque nacional de Yellowstone, o como está pasando ahora con la tribu Maasai en Tanzania.
Racismo ambiental
Los gobiernos y los poderes corporativos a menudo se toman la libertad de verter sus residuos tóxicos en comunidades pobres o minoritarias. La diferencia entre quién tiene agua limpia y quién no depende a veces del lado de la línea en el que estás. En Orosi, California, el lado este de la ciudad tiene el agua contaminada por los vertidos de la agricultura y los niños deben bañarse con la boca cerrada para no tragarse accidentalmente el agua. La contaminación en el este de Orosi es congruente con el hecho de que "los sistemas de agua para las comunidades latinas sufren el doble de ataques por infracciones a causa del agua bebida que la media nacional". En áreas pobres como Griswold, Iowa, no hay presupuesto para purificar el agua, también contaminada por la agricultura, porque, según un concejal, "Tenemos más necesidades que dinero.”
La división entre ricos y pobres se refleja también entre los países del hemisferio norte y sur. En los años 80 y 90, varias empresas europeas vertieron residuos industriales en la costa somalí, cosa que demuestra lo poco que les importaban las vidas de somalís. Hoy en día, Kenia (como muchos otros países del hemisferio sur) se enfrenta literalmente a una montaña de problemas con el plástico y otros residuos que vierte el hemisferio norte. Una vez más, esto solo ocurre en comunidades que se ven "menos importantes que" o "sacrificables" porque, como un activista de Carolina del Norte declaró, "nos eligieron porque éramos campesinos y pobres y pensaban que no lucharíamos.”
Estas prácticas depredadoras atacan a las comunidades más débiles. Israel vierte diariamente sus residuos en la Palestina ocupada, donde los palestinos, desesperados por tener ingresos, queman residuos plásticos, creando así gases cancerígenos que incrementan los niveles de cáncer entre los palestinos. A causa de décadas de bloqueo en la franja de Gaza y los bombardeos constantes en plantas eléctricas, solo un 3% del agua es potable, cosa que conlleva una crisis sanitaria inimaginable para los palestinos que viven en este lugar inhabitable. En una demostración colonial de suprema indiferencia, Israel rechaza a diario los permisos de palestinos para entrar en Israel a curarse. Una vez más, nos recuerda que muchas vidas parecen ser "desechables" y "sacrificables".
Extracción colonial
Siendo el leviatán insaciable, las fuerzas coloniales atacan recursos naturales para su propio beneficio, explotándolos sin preocuparse de la regeneración de la Tierra o de los beneficios indígenas. Debemos aclarar algo: los humanos siempre han usado los recursos terrestres, pero el "extractivismo colonial" conlleva los valores de dominación capitalista sobre la naturaleza y la indiferencia ante el bienestar humano. Su mantra de "el ganador se lo lleva todo" lo separa de un enfoque más equilibrado y regenerativo para usar los recursos de la Tierra.
La extracción colonial es perjudicial por muchas razones. Tomemos como ejemplo el Congo, arrebatado por primera vez por el rey Leopoldo II de Bélgica en 1885, que descubrió rápidamente el potencial económico del árbol de caucho y puso a sus soldados a trabajar en la supervisión de la recolección del caucho, causando una brutalidad inimaginable a los congoleños, reducido a meros operarios en su máquina de extracción de recursos. No solo les suprimió su parte de beneficio, sino que también los amputó. Pero estaba ganando dinero, Bruselas se estaba embelleciendo gracias a la inundación de riqueza y otros también querían formar parte del boom del caucho. El caucho (y los indígenas fue explotado en Perú y, cuando se cortó el grifo, los europeos limpiaron grandes sectores de árboles nativos del sudeste asiático y los sustituyeron por árboles de caucho para suplir la demanda europea y americana de neumáticos y la creciente industria del automóvil.
Y no imaginarás cuál fue el siguiente recurso natural en la lista para extracción masiva a costa de las comunidades locales e indígenas... pero dejaremos al petróleo tranquilo, de momento…
El devastador coste ambiental y humano del extractivismo colonial todavía resuena y continua hoy en día. El colonialismo ha empeorado y empobrecido muchas áreas ricas en recursos de todo el mundo, un legado que todavía pelean. Los gobiernos y las corporaciones también llevan a cabo esta extracción masiva, expolian recursos de áreas pobres de sus naciones sin reinvertir los beneficios en las comunidades. Es el caso de Appalachia, una de las zonas más pobres de Norte América que fue saqueada por el carbón. Como en Appalachia, en el Congo y en muchas comunidades indígenas en las colonias europeas de Asia, los palestinos ven cómo sus recursos naturales son explotados para el beneficio de otros.
Juntos, hacia adelante en la justicia
¿Te ha mareado todo esto? ¿Te da vueltas la cabeza y tienes un nudo en el estómago? A mí también. Y eso que solo he escrito sobre el tema, no he vivido nada de esto en mi propia piel. En vez de esconderte bajo las sábanas y sentirte triste o paralizado por la culpa y las grandes injusticias del mundo, debemos alzarnos en solidaridad y acción.
Las infografías que hemos visto son solo un vistazo a la historia y las realidades de la colonización de las tierras y vidas palestinas por parte de Israel. Nos ayudan a entender que la degradación ambiental y la vulnerabilidad de las comunidades palestinas es uno de los pilares de la colonización israelita de Palstina y del colonialismo en general. Al abordar la situación desde este punto de vista, vemos que la emergencia climática y ecológica es una cuestión de justicia. Aquí empieza la solidaridad.
Conecta los puntos
A menudo, se presenta al mundo de manera superficial y con el privilegio de la distancia, es decir, que las cosas "son así". La pobreza existe y punto. Las consecuencias de la mala salud son así. A veces hay escasez de comida. Pero estos fenómenos no existen en un vacío, sino que son producto de la historia (que ya sabemos que la escribe el "vencedor" y que obvia sus errores) y de los sistemas que hemos creado y perpetuado. ¿Recuerdas la cita al principio del artículo? "Un desastre sin política sería un evento sin historia, una catástrofe sin causa". Debemos entender la historia para saber a dónde vamos. Haber creado sistemas destructivos y tóxicos nos permite volver a descubrir, a imaginar, a instaurar sistemas regenerativos que construyen un mundo más justo e igualitario. La crisis climática no es un solo una cuestión de ciencia, es cuestión de justicia.
Sé aliado/a
Estamos juntos en esto. Debemos trabajar codo con codo contra la emergencia climática y ecológica, pero también contra la injusticia que conlleva. Al entender que nuestros destinos se unen y que tenemos una obligación con los demás (como humanos y para corregir errores de la historia), podemos aliarnos con otras comunidades que nos rodean. Esto se traduce en dar espacio a historias indígenas y marginadas, escuchar con respeto sus experiencias, tomarlas como verdades y no como ataques personales (porque no lo son). Significa asegurarse de que el conocimiento indígena se reconoce, se respeta y se busca su sabiduría. Significa cuestionar las narrativas convencionales que fomentan la distinción, hacer un esfuerzo activo para leer y buscar voces del hemisferio sur y otras comunidades marginadas. Significa alzar la voz y dirigir las conversaciones sobre la emergencia climática y ecológica hacia un ángulo de justicia.
Exige justicia
Cuando exijas soluciones para la emergencia climática y ecológica, asegúrate de que incorporan elementos de justicia. Es decir, inversión en comunidades que sufren peligros de salud desproporcionados como consecuencia de la crisis, comunidades a las cuales han expoliados espacios verdes, a las que han privatizado recursos naturales, a las que han robado beneficios sociales y materiales. También significa exigir una reestructuración de los sistemas que benefician más a unos que a otros y exigir la desmantelamiento de la ocupación, militarización y colonización de Palestina (y de todos los sitios de mundo). Significa que, al escribir una carta o hacer una acción directa contra Shell para parar la creciente extracción de combustibles fósiles, por ejemplo, también exijamos la restitución de las comunidades indígenas que han expoliado en el proceso y sobre sus planes de regeneración de la tierra.
Sé que parece mucho. Lo es. Tenemos que arreglar muchos líos, pero podemos hacerlo.
Debemos alejarnos de los poderes que apoyan los combustibles fósiles y ponernos indirectamente del lado de los derechos indígenas. Debemos cambiar nuestras vidas, lejos de los combustibles fósiles y del gas que subvenciona la militarización y la guerra, como estamos viendo en Ucrania. Debemos escuchar y amplificar las llamadas a la justicia climática. La buena noticia es que cada vez hay más opciones accesibles para vivir lejos del petróleo y del gas y que ya se permite (por fin, a veces) a las voces marginadas el acceso convencional. No podemos hacerlo solos, por eso debemos decir toda la verdad, juntarnos y actuar ahora.