Esta entrada del blog ha sido escrita por Nick Gill, gestor de proyectos de la Sortition Foundation. La Sortition Foundation lucha por transformar la política y convertir nuestra democracia en un sistema que funcione para los ciudadanos. Al final de este artículo encontrarás información sobre algunos de sus proyectos actuales. Aunque se centra principalmente en el Reino Unido, muchos de los problemas que se destacan en este artículo se repiten en otros países. Problemas como estos son la razón del llamado a modernizar las democracias mediante el uso de asambleas ciudadanas que hace Extinction Rebellion (XR).
La tercera reivindicación de XR es que los gobiernos creen y se dejen guiar por las decisiones de las asambleas ciudadanas sobre justicia climática y ecológica. Es importante subrayar que este punto no llega a la sustitución de los políticos electos como propone la Fundación Sortition en este post. Sin embargo, el argumento de XR para querer implicar mucho más a los ciudadanos en el proceso de toma de decisiones parte del deseo de abordar el mismo tipo de problemáticas.
Imagen de Bidyut Das de Pixabay.
"La democracia debe ser algo más que dos lobos y una oveja votando sobre qué cenar." - James Bovard
Lo más probable es que estés leyendo este blog porque estás asustado, frustrado y enojado por la crisis climática. Tal vez acabas de gritarle a la radio tras escuchar otra entrevista con un político que debería asumir la responsabilidad de responder con rapidez y decisión pero que, en cambio, se dedica a repetir lugares comunes y excusas.
Resulta tentador concluir que todos los políticos son una ******... Pero, ¿se trata de una respuesta fácil? ¿Hay algo más profundo? ¿Es posible que, al culpar a los políticos de nuestro fracaso colectivo en varias cuestiones fundamentales, estemos pasando por alto el hecho de que nuestro propio sistema político es el culpable? Desentrañemos esto un poco.
¿Políticos problemáticos... humanos problemáticos?
No se puede obviar el hecho de que los políticos son, en general, bestias muy particulares. Muchos de ellos proceden de los mismos estratos sociales, muchos comparten una formación académica de élite, muchos son independientemente ricos.
Lo que hace que esto sea tan perjudicial es que existen numerosas pruebas de que [los políticos electos votan en gran medida en función de sus intereses de clase(https://press.uchicago.edu/ucp/books/book/chicago/W/bo16956543.html), que las preocupaciones del tercio inferior de la escala socioeconómica se ignoran casi por completo y que las del tercio medio sólo se tienen en cuenta cuando coinciden con las opiniones del tercio superior.
Tal vez tengamos razón, entonces, al concluir que son los propios políticos los que constituyen el problema. Si tuviéramos políticos diferentes, quizá tomaríamos decisiones diferentes. ¿No es este el sentido del proceso electoral?
Imagen de Leslie Andrachuk de Pixabay
Por otra parte, ¿no es cierto que a todos nos cuesta tomar decisiones que amenazan nuestro propio interés inmediato? Personalmente, he llegado a esta conclusión tras una profunda reflexión. Y si estamos dispuestos a aceptar que esta verdad se aplica a (¿casi?) todos los seres humanos, entonces debemos aceptar que también se aplica a nuestros políticos, independientemente del estrato social del que procedan.
¿Qué implicaciones tiene esta verdad para el funcionamiento de nuestra democracia? Consideremos cuatro consecuencias.
Problema 1: el cortoplacismo
El cambio climático es un ejemplo clásico de un problema que, sin duda, requiere que aceptemos colectivamente sufrir un dolor intenso a corto plazo para mejorar nuestras perspectivas a largo plazo.
Pero las personas a las que pedimos que tomen decisiones sobre este asunto son, en muchos casos, políticos de carrera, cuya supervivencia profesional se reevalúa cada 5 años en las urnas. Necesitamos que tomen decisiones que puedan parecer muy malas para los ciudadanos durante ese periodo de tiempo... pero que, esperamos, se verán reivindicadas por las consecuencias que se produzcan dentro de 10, 20 o 50 años.
Proponer algo así es difícil, especialmente a un electorado que desconfía por naturaleza cuando la clase política le dice que tiene que sufrir (¿más austeridad?). Una opción mucho más fácil y que se alinea mejor con el interés del político (y con el interés colectivo de su partido) es ceñirse a decisiones con una rápida "rentabilidad".
La ironía es, por supuesto, que el mismo mecanismo que consideramos fundamental para que una democracia funcione -las elecciones periódicas- es el que está impidiendo activamente una buena toma de decisiones en este caso.
Problema 2: intereses creados
El ciclo electoral presenta más obstáculos si se tienen en cuenta los recursos necesarios para ganar una elección. Los políticos individuales y sus partidos deben comunicar su mensaje en un espacio mediático inmensamente saturado.
Abarrotado... y nada imparcial. Cualquier futuro primer ministro sabe que una línea editorial favorable de cualquiera de los principales periódicos dependerá de que la política se alinee con los intereses declarados de ese periódico (y de sus propietarios). En 1992, el periódico The Sun declaró que "The Sun es el que la ganó" cuando John Major fue reelegido, y los políticos lo han tenido en cuenta desde entonces.
Se puede extender este análisis de los medios de comunicación tradicionales a toda la maquinaria moderna del lobby político. Para las grandes petroleras y otras grandes corporaciones, el ciclo electoral ofrece un tremendo punto de influencia: estas corporaciones disponen de los recursos que permitirán a los políticos velar por sus propios intereses a corto plazo y volver al poder. Un político que adopte una postura más basada en los principios y dé la espalda a esos recursos probablemente reducirá, por desgracia, sus posibilidades de éxito electoral.
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Problema 3: falta de representación
Decíamos al principio que, aunque sea erróneo considerar a los propios políticos como la causa fundamental de nuestros problemas políticos, la demografía de los políticos (sobre todo en torno a la clase, la riqueza y la educación) presenta un problema particular.
En un mundo diferente, en el que nuestros políticos procedieran de todos los ámbitos de la sociedad y fueran realmente representativos de la sociedad a la que sirven, el problema de nuestra lucha contra el interés propio no sería ni de lejos tan perjudicial. Si cada político tuviera un interés propio diferente y estos intereses propios tiraran en direcciones distintas, entonces las muchas fuerzas que entran en juego en cualquier decisión reflejarían con precisión las preocupaciones y prioridades de la sociedad en general. Se podría esperar razonablemente una resolución que reflejara el interés colectivo más amplio.
El problema es que los intereses de muchos políticos suelen coincidir, incluso entre partidos. Ante todo, nuestros legisladores son, por su propia posición, personas poderosas y de éxito. El status quo les ha funcionado, y les ha funcionado espectacularmente bien. Amenazar ese status quo iría en contra de sus propios intereses individuales y de los intereses corporativos de la clase política. Exigimos el cambio de las mismas personas a las que el cambio amenaza más.
Problema 4: discurso contradictorio
El alineamiento de los intereses propios se ve amplificado por la naturaleza adversaria del sistema de Westminster. Los "debates" que presenciamos en el palacio de Westminster no se llevan a cabo con la intención de ampliar la comprensión y el aprendizaje sobre el tema en cuestión, sino que son un ejercicio de puntuación política, para apuntalar el capital político de cualquier político o partido que pueda gritar más alto.
En este contexto, a ningún político (ni a ningún partido) le interesa permitir que su punto de vista cambie o evolucione, como demuestra el desprecio que se vierte sobre cualquier responsable de la toma de decisiones que se atreva a "dar un giro de 180 grados".
Cabe imaginar otro tipo de discurso -llamémoslo deliberativo- en el que se haga hincapié en el libre intercambio de ideas y experiencias y en el aprendizaje compartido sobre el tema en cuestión. El objetivo de este tipo de discurso sería permitir a todos los participantes avanzar juntos, desde posiciones dispares que representen su propio interés, hacia una comprensión compartida de lo que podría funcionar mejor para el conjunto de la población.
¿Está rota nuestra política o nuestra democracia?
¿Cómo resolvemos un problema como la democracia? Es un artículo de fe en la sociedad moderna que nuestro sistema político es el "menos malo" de todas las alternativas. Puede que haya algo de verdad en ello, pero no excluye la posibilidad de que nuestra democracia se beneficie de un reinicio.
¿Cómo nos mantenemos fieles al lema de la democracia "gobierno del pueblo, para el pueblo" y al mismo tiempo cómo abordamos algunos de los problemas que hemos visto surgir de la interacción del ciclo electoral con nuestra clase política?
En la fundación Sortition, sostenemos que la respuesta es tomarse más en serio la parte "por el pueblo" de la democracia. La democracia representativa se desarrolló en este país, en primer lugar, para permitir a los hombres ricos elegir a algunos de ellos para tomar decisiones en nombre del resto de la nación. A lo largo de los siglos siguientes, el pueblo ha obligado a la clase dirigente a ampliar el derecho de voto a los hombres de clase trabajadora, a las mujeres adineradas, a todos los hombres y mujeres mayores de 21 años y, posteriormente, en 1969, a todos los hombres y mujeres mayores de 18 años.
Imagen de http://www.hastingspress.co.uk/history/sufpix.htm, Dominio público, vía Wikimedia Commons.
Pero a pesar de estos cambios sísmicos, el sistema "moderno" de democracia siempre ha garantizado que el pueblo se mantenga a una sana distancia de las grandes decisiones. En su lugar, elegimos a un representante cada 5 años para que hable en nuestro nombre y tome las decisiones por nosotros.
Acabamos de escribir moderna entre comillas porque este sistema nos parece extrañamente anticuado. Ya describimos algunas de las consecuencias prácticas negativas de nuestra democracia representativa tradicional. En contraste, miramos a nuestro alrededor y vemos, por ejemplo, cómo los medios de comunicación tradicionales han sido subvertidos y puestos en manos de los individuos para crear los medios que desean consumir y nos preguntamos por qué no podemos hacer lo mismo con nuestra política.
Modernizar la democracia
La Fundación Sortition propone que el Reino Unido adopte un sistema de democracia basado en la "lotería democrática", es decir, en la selección aleatoria de personas de todo nuestro país que se reúnen como legisladores durante un periodo fijo para tomar decisiones en nombre de todos nosotros.
Sostenemos que un sistema así eliminaría la prioridad de las decisiones a corto plazo que nos inflige el ciclo electoral. Nuestros representantes desempeñarían un único mandato fijo para el que no habría reelección.
Sostenemos que los intereses creados perderían gran parte de su influencia. Al suprimir las elecciones, eliminamos la necesidad de que nuestros representantes cortejen a quienes tienen riqueza y recursos. Los grupos de presión que han trabajado durante años para garantizar que los engranajes del cambio se atasquen rápidamente se verían sometidos a la voluntad del pueblo, y no al revés.
Sostenemos que un sistema así garantizaría que nuestros representantes procedieran de todas las clases sociales. No habría un club de viejos amigos que facilitara el ascenso al poder de la próxima generación de políticos de carrera elegidos a dedo. En su lugar, las personas responsables de la toma de decisiones serían las enfermeras, las profesoras, las barrenderas, las trabajadoras de las tiendas, las jubiladas, las estudiantes que abandonan la escuela, etc., que constituyen la gente corriente de esta nación.
Imagen de la Fundación Sortition
Sostenemos que un sistema así permitiría que las decisiones se tomaran mediante un proceso de deliberación cuidadoso y reflexivo, en lugar de mediante una confrontación por puntaje. La sabiduría y la experiencia vital de los ciudadanos comunes informarían las decisiones y permitirían un debate y una discusión con matices.
Este proceso no será fácil: los ciudadanos pueden estar tan en desacuerdo entre sí como los políticos. No obstante, estos desacuerdos reflejarán los diferentes puntos de vista de la población en general. Y en este sentido, los responsables de la toma de decisiones en un sistema de este tipo tendrán sin duda mucho en común: las personas que tomen decisiones sobre el Servicio Nacional de Salud (SNS), por ejemplo, serán personas que saben que ellos y sus seres queridos necesitarán esa asistencia sanitaria financiada con fondos públicos ahora y a medida que envejezcan porque, a diferencia de nuestra clase política actual, no tienen dinero para comprarse la asistencia que necesitan cuando la necesitan.
Conclusión
La Sortition Foundation existe para defender una democracia nueva y actualizada. Las ideas anteriores son sólo un punto de partida - se pueden encontrar muchos más detalles en una reciente propuesta práctica para mejorar la democracia en Escocia, así como en los recursos que se enumeran a continuación. Creemos que el sistema que proponemos resiste el escrutinio y le invitamos a unirse a nosotros para defender una nueva democracia en el Reino Unido y en todo el mundo.
Esta es una discusión que debemos ganar si queremos tomar colectivamente las decisiones que necesitamos tomar: sobre el clima, sobre la salud y la asistencia social, sobre la inmigración, sobre la igualdad y la justicia y mucho más. Nuestro primer objetivo es la Cámara de los Lores
- sólo cuando caiga y se levante en su lugar una Cámara de los Ciudadanos, nosotros, el pueblo, seremos realmente capaces de empezar, juntos, a cambiar activamente nuestro futuro.
Consideramos la adopción de asambleas ciudadanas, tal y como defiende XR, como un paso positivo para arreglar nuestro maltrecho sistema político y mejorar la toma de decisiones.
Transformemos la política y modernicemos nuestra democracia.
Imagen de FT
Más información
Libros:
- "El fin de los políticos" de Brett Hennig (fundador de Sortition Foundation)
- "Contra las elecciones" de David Van Reybrouck
- "Re-imaginando una democracy" de David Farrell y Jane Suiter (un importante estudio de caso de Irlanda)
Vídeos:
- "¿Y si sustituyéramos a los políticos por personas elegidas al azar?" Charla TED de Brett Hennig
- "Sobre la gobernanza del clima y las asambleas del clima" Entrevista con el profesor Graham Smith
- "Adiós elecciones, hola democracia" Nueva película innovadora
Campañas:
- "Cómo hablar de la reforma política" Guía de mensajes de la Red para la Democracia
- Deshacerse de la Cámara de los Lores
- Fundación Sortition